
06 Oct Trompetas de la muerte
Craterellus cornucopioides, delicia de apodo desafortunado
Ha llegado el otoño y con él la temporada de setas. Poco a poco el bosque se irá poblando de setas con las primeras lluvias. Una de las que más aprecian micólogos y cocineros por igual es la especie sobre la que nos centramos hoy: Craterellus cornucopioides o como se la conoce comúnmente, la trompeta de la muerte.
De color negro y con forma de embudo, si no nos dejamos impresionar por su nombre debido a la fecha en torno a la que aparecen (Día de Todos los Santos), estamos ante una seta de gran sabor y aromaticidad.
Aunque podemos encontrarlas frescas desde finales de verano, al no agusanarse se pueden secar muy fácilmente por lo que, deshidratadas, las disfrutaremos durante todo el año. Debido a sus características, no son aconsejables como elemento principal de una receta pues son muy delicadas y al perder agua en la elaboración su textura se vuelve muy fina y frágil.
Foto: Risotto de tórtola y trompeta de la muerte, detalle plato realizado por Jorge Acereto en el encuentro amigos en

Sin embargo, donde realmente dan la nota estas trompetas es en el papel de acompañantes. Frescas o deshidratadas van estupendamente para enriquecer un puré de patatas, platos de carne de caza y podemos usar el agua de su hidratación ,en caso de utilizarlas secas, como base para cocinar arroces o guisos.
Como hemos visto, aunque las trompetas de la muerte tengan un nombre que a algunos pueda parecer algo siniestro, estamos ante un elemento que con su potente y exquisito sabor hará ganar varios enteros a cualquier receta en la que participen.